La nave
espacial más veloz, que se lanzó el domingo 12 de agosto de 2018 desde Cabo
Cañaveral (Florida, EEUU), alcanzará en noviembre la corona solar y llegará el
punto más cercano a la estrella en 2025.
Después de tres intentos
previos frustrados, la Agencia Aeroespacial de Estado Unidos (NASA) logró el
domingo 12 de agosto de 2018 lanzar al espacio la sonda Parker, que tiene el
objetivo de aproximarse lo máximo posible al Sol.
A las 3.31 hora local, las 9.31
en la España peninsular, la sonda despegó de la base de Cabo Cañaveral, en
Florida, a bordo del cohete Delta IV Heavy. Nunca antes una nave había
intentando acercarse tanto al astro para procurar conocer mejor su naturaleza,
en especial su atmósfera. “El Sol está lleno de misterios”, dijo el científico
a cargo del proyecto, Nicky Fox. “Estamos listos”, añadió. “Y sabemos cuáles
son las preguntas para las que queremos respuestas”.
El lanzamiento se produjo con
unas condiciones meteorológicas favorables del 95%. Después del despegue, la
sonda se separó del cohete y siguió su camino ya en solitario hacia el Sol.
La nave lleva el nombre del
astrofísico de la Universidad de Chicago Eugene Newman Parker, de 91 años, que
en 1958 fue pionero al acuñar la teoría de los vientos supersónicos solares.
Este científico es el primero que recibe en vida el nombre de una nave de la
NASA. Según la agencia France Presse, el homenajeado declaró que se siente
“impresionado” por la misión.
El Sol se encuentra a unos 150 millones de
kilómetros de la Tierra y el objetivo es que la sonda llegue a situarse a 6,1
millones de kilómetros de distancia de la superficie solar, siete veces más
cerca de lo que había logrado aproximarse cualquier otra nave. Está previsto
que alcance el área más cercana a la Tierra de la corona solar (a unos 24
millones de kilómetros) en noviembre y que durante unos seis años permanezca en
la zona acercándose más y más a la meta. La sonda orbitará 24 veces alrededor
del Sol y, aprovechando la gravedad de Venus, el segundo planeta después de
Mercurio más cercano al astro, irá reduciendo cada vez más su órbita elíptica y
acercándose a él hasta llegar en 2025 a 6,1 millones de kilómetros de su
superficie.
Parker, de 685 kilos y tres
metros de altura, tiene un tamaño similar al de un coche y ha costado 1.314
millones de euros. Para soportar las extremas temperaturas a las que estará
expuesta, la nave va cubierta de un escudo compuesto de carbono y de unos 12
centímetros de espesor. En el interior del artefacto espacial, el clima se
mantendrá en torno a los 30°. Los instrumentos científicos que transporta
Parker estarán a salvo, así, de los 1.400° de la corona solar y de sus
inclemencias.
La corona es la capa más
externa de la atmósfera solar y es 500 veces más caliente que su superficie.
Los científicos aún no entienden el funcionamiento de la turbulenta corona ni
por qué su temperatura es mucho mayor. Además, sus poderosos plasmas y
partículas energéticas pueden desatar violentas tormentas geomagnéticas de una
potencia tal que sus radiaciones de gases podrían llegar a provocar estragos en
sistemas satelitales y redes eléctricas de la Tierra.
Investigar esas explosiones y poder
prevenirlas es uno de los retos. “La sonda podría ayudarnos a predecir mejor
cuándo podría golpear la Tierra una tormenta solar”, dijo Justin Kasper, uno de
los científicos del proyecto y experto en climatología espacial de la Universidad
de Michigan. “Nos vamos a encontrar en un área emocionante, donde los vientos
solares, creemos, se acelerarán”, añadió Jim Green, director del Departamento
de Ciencias Planetarias de la NASA. “Es allí donde vemos gigantescos campos
magnéticos que pasarán cerca de nosotros, cuando las eyecciones masivas de la
corona se precipitan en el Sistema Solar”.
La sonda Parker es la nave
espacial más veloz jamás construida. Según las previsiones de la NASA,
alcanzará rodeando el Sol una velocidad punta de 700.000 kilómetros por hora,
el equivalente a recorrer en un minuto los casi 11.000 kilómetros entre Tokio y
Nueva York.
Su trayectoria será larga,
pues durará 6 años y 321 días. En su recorrido pasará por encima de Venus antes
de acercarse los primeros millones de kilómetros a la órbita prevista para la
sonda, después se quedará girando alrededor de la estrella a unos 6,1 millones
de km y tras dar 24 vueltas, no se sabe lo que pasar: alguno dicen que se
desintegrará por el calor de la estrella, otros que regresará... pero ninguna
teoría es fija. Para hacer más corta la trayectoria sobrevolará siete veces
Venus antes de introducirse en la corona del astro.
Los objetivos de su misión
son: trazar el flujo de energía que calienta la corona y acelera el viento
solar, determinar la estructura y la dinámica de los campos magnéticos en las
fuentes del viento solar y determinar qué mecanismos aceleran y transportan
partículas energéticas.
Personalmente creo que es
buena idea querer conocer y explorar el Sol porque debemos saber todo lo
posible sobre él debido a que es nuestra fuente de calor y de vida. Cuanto
antes sepamos lo que le va a ocurrir, antes podremos buscar alternativas,
también podremos conocer mejor su composición, su edad... Así que esperaremos
pacientemente a que la sonda Parker empiece a orbitar alrededor del Sol para
comenzar a obtener los primeros resultados.
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